El Partido de Navarro, en la pampa bonaerense, se destaca por su hermosa laguna que ha sido vital tanto en su historia como en la vida actual de la ciudad. La Guardia San Lorenzo, primer asentamiento militar que dio origen al pueblo, se estableció en sus márgenes, aprovechando su agua para el pastoreo. Hoy en día, el camping municipal en sus orillas es el corazón de la vida veraniega navarrense. Además de su entorno natural, tiene importantes sitios históricos como el Parque Dorrego, donde el gobernador de Buenos Aires fue fusilado, y la pulpería que frecuentaba el gaucho Juan Moreira, cuya vida trágica dejó una marca en la ciudad. Los espacios verdes como el Prado Español y la Plaza Dorrego son perfectos para disfrutar del sol y relajarse, mientras que el centro de la ciudad ofrece atracciones como la iglesia San Lorenzo Mártir construida en 1864 sobre cimientos antiguos, es un destacado ejemplo de arquitectura religiosa. Su estructura de estilo jónico romano, con tres naves y dos torres, fue inaugurada en septiembre de 1870. En su interior se encuentran valiosas obras de arte sacro, incluyendo un Cristo tallado por misiones jesuitas hace más de 400 años. Las campanas del campanario fundidas en Francia en el siglo XX, son especialmente sonoras. Además, en el atrio se exhibe una campana del primer Oratorio de Navarro, fundida en Holanda en 1786, así como la cruz de la última capilla demolida en el sitio, que marcó el lugar de culto desde 1838 hasta 1864; el Museo Ferroviario donde el ex jefe de la Estación Navarro del Ferrocarril General Belgrano Carlos "Beto" Martino, recolectó objetos, herramientas de trabajo, fotografías de la época y documentos que hoy tienen un valor histórico incalculable; el Museo Paleontológico y de Ciencias Naturales de Navarro fue llevado adelante por la iniciativa de un grupo de jóvenes, son exhibidos restos fósiles de especies autóctonas que fueron encontrados en las barrancas de los ríos o en excavaciones particulares; la Réplica del Fortín San Lorenzo de Navarro fue construida en 1997 como homenaje a los 230 años de su instalación original.Tiene ranchos construidos de barro y paja, 650 palos que conforman una empalizada, todo igual como antaño. Con la misma orientación cardinal e idénticas medidas que el antiguo puesto defensivo, fue posible gracias a las donaciones de los vecinos que colaboraron en este rescate histórico. La gastronomía también es un atractivo, con festivales como la "Fiesta del Buñuelo Navarrense" y la "Fiesta del Asador Navarrense".
De acuerdo al autor se eligió la forma española porque se cree que es la que tiene mayor razón de ser, debido al lazo filial que nos une con España. La bordua de oro, metal festivo, para encerrar al campo del escudo y sus cargas, como si encerráramos en un cofre todo el sentir de Navarro. La cruz es el símbolo de fé en el futuro de Navarro. Se ha querido que nuestro escudo no fuese solamente un reservorio de hechos, sino también un acicate para las nuevas generaciones navarrenses. Una especie de llamado, de bautismo, por el cual los hijos de Navarro se vieran comprometidos con sus mayores. El relámpago es el símbolo de progreso. Se tomó este motivo porque Atenea, diosa de la sabiduría y del progreso intelectual (se usa por extensión también, como símbolo de progreso material), es representada en la naturaleza por el relámpago. El cardo simboliza el trabajo. Se creyó oportuno usar el cardo, planta que abunda en nuestro campo, porque él es signo de tierra fértil y ésta, como es sabido atrajo a agricultores y ganaderos. Pero también el cardo es una plaga a la que hay que combatir. Por lo tanto no es signo de vida regalada, sino una promesa que pide retribución; retribución que se traduce en trabajo. Es por eso que a Navarro llegó gente con deseos de trabajar y es por eso que la historia de Navarro es historia de trabajo. El caballo es el símbolo de la tradición. Nuestra tradición tiene vida, por eso el caballo es brioso. Se ha querido que soportara el escudo porque existe el convencimiento de que Navarro tiene un porvenir venturoso, porque basa su vida en la tradición, porque respeta sus costumbres sin cerrar sus puertas al cambio.