El Municipio de Las Heras está marcado por su evolución desde un pequeño poblado hasta convertirse en una ciudad influenciada por la construcción del ferrocarril Patagónico en 1909. Este evento atrajo una ocupación masiva de la zona y motivó el surgimiento del pueblo. Inicialmente conocido como Punta Rieles, se reconoce oficialmente como acto jurídico funcional de la ciudad la Resolución del Ministerio de Obras Públicas de la Nación de 1914, que denominó a la estación ferroviaria como Colonia Las Heras. Esto resalta la identidad del pueblo y se establece el 6 de octubre como el día de su aniversario. Mediante decreto de la Nación firmado por el presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen, el 11 de julio de 1921, se crea el pueblo con el nombre de Las Heras. Durante la década del 30, experimentó un período de desarrollo significativo, con la creación de instituciones como el Club Deportivo Las Heras y la Oficina de Correo, así como la construcción de importantes infraestructuras como la Escuela Nacional N° 3 y la Sociedad Rural. La economía local estuvo inicialmente centrada en la ganadería y luego se vio impulsada por la actividad petrolera, que comenzó en 1932. Con el auge de la actividad petrolera, el 3 de diciembre de 1956 se crea oficialmente la Municipalidad de Las Heras, ampliando sus servicios públicos y construyendo barrios. Sin embargo, en 1978, la ciudad sufrió un revés cuando la línea ferroviaria Puerto Deseado-Las Heras fue clausurada, perdiendo así el servicio de pasajeros más austral del mundo. La estación histórica sufrió un incendio en 1995 que la destruyó por completo. Hoy en día a pesar del grave siniestro aún existen vestigios de su existencia. Asimismo todavía se mantienen en pie diversos edificios del ferrocarril en su predio.
El llamado a Concurso para la invención del mismo, se inició el 6 de Julio de 1978. El ganador de este concurso y autor del escudo es Saúl Omar Melian. Fue aprobado el 31 de Octubre del mismo año, estableciendosé como día del escudo de Las Heras. Por Ordenanza N⁰ 1723/22 fue aprobada por el Honorable Concejo Deliberante el proyecto de rediseño del emblema propuesta por el autor, incorporando la identidad ferroviaria con una formación del ferrocarril Roca que dio inicio al primer asentamiento en la Colonia Las Heras
El escudo lasherense tiene forma de cuadrilongo alargado vertical, con el borde superior convexo y el inferior ondulado simétrico, cortado y fileteado de sable como bordura. Trae en el primer cuartel un área superior de azur celeste con una nube de plata y desde el flanco diestro descendiendo en altura hacia el siniestro una montaña de su color, gules y oro mezclados. Trae en el segundo cuartel de mayor tamaño sobre tapiz de plata una punta de flecha de su color y plata, una torre de petróleo de su color, una locomotora humeante con sus vagones todo de sable, un guanaco pasante de su color orientado a la siniestra y una oveja pasante de plata disminuída de sable orientada a la diestra del blasón. En la franja de la punta una cinta plegada con los extremos cortados en ángulos de azur celeste, plata yazur celeste con un lema toponímico de letras capitales romanas de sable y debajo otro lema toponíco en letras más pequeñas de sable.
De acuerdo a su autor, representa en su totalidad, el agreste paisaje sureño donde está enclavada esta población. A pesar de la árida región y la mezquindad de sus recursos, los primeros pobladores, construyeron en este lugar, las primeras viviendas. Tiene la representación de una característica puesta del sol, con nubes desgarradas y barridas por el constante viento, tiñiendo el cielo de mil colores, fenómeno diario en estas latitudes. Tiene un fondo de mesetas características de la zona. Al pie de la meseta, cruzando el escudo de lado a lado, una formacion del Ferrocarril Roca. La misma recuerda que la construcción de la línea quedó detenida en las estación Las Heras, a cuyo alrededor se fueron construyendo los primeros asentamientos dando nacimiento al pujante pueblo. El guanaco, autóctono rey de las estepas patagónicas que, aún hoy, burlándose del progreso, recorre sus dominios con absoluta libertad y arrogancia. Junto a él, en contraste, la humilde compañera con quien comparte su reinado pacificamente: la oveja, primer y único recurso de los pobladores del lugar. La punta de flecha, tallada en piedra por los indios tehuelches, orgullosos aborígenes de las provincias sureñas, como un eterno homenaje a su pacifico linaje y su sobrada capacidad para habitar un lugar tan inhóspito por su superficie y su cllima, como lo es el santacruceño. Ocupando todo el escudo, con su importancia merecida, una torre de perforación, representando los dos elementos que han permitido al actual poblador, hacer de la localidad y de la provincia, un claro e indefinido polo de desarrollo económico y cultural para la Patagonia y el país: el petróleo y el gas. Más abajo, en la base del escudo, una cinta argentina que lo cruza con el nombre de Las Heras y más abajo, Santa Cruz, hablan de la orgullosa integración de la localidad, al consenso nacional.
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