La Provincia de Córdoba, es una de las veinticuatro jurisdicciones de primer orden que conforman la República Argentina. Su capital y ciudad más poblada es la Ciudad de Córdoba. Está ubicada en el centro geográfico del país, al oeste de la región Centro. Con cerca de 4 millones de habitantes es la segunda jurisdicción de primer orden más poblada y con 165 321 km², es la quinta más extensa. A la llegada de los conquistadores españoles en el S. XVI, la región de esta provincia estaba habitada por los comechingones, en su mayoría en la región serrana, a su vez se extendían hasta la región pampeana compartiendo territorio con los trashumantes hets, mientras que en la zona noreste estaban sufriendo una invasión por parte de los sanavirones. Por su parte, en el noroeste se encontraban los olongastas, una parcialidad de los diaguitas, mientras que por las orillas del río Carcarañá se encontraba la etnia epónima, muy influida culturalmente por los guaraníes. Diego de Rojas en 1543 fue el primer español que exploró el área de las sierras de Córdoba. Partió de Cuzco con un contingente de 300 hombres, con la misión de descubrir una provincia entre Chile y el Río de la Plata, enfrentando una feroz resistencia de los comechingones en su camino. Rojas murió por el ataque de una flecha, y la expedición regresó, ya diezmada, bajo el mando de Francisco de Mendoza. El 6 de julio de 1573 Jerónimo Luis de Cabrera fundó la ciudad de Córdoba de La Nueva Andalucía, a orillas del río Suquía llamado por los conquistadores río Primero, en un sitio llamado Quizquizacate por los indígenas. El nombre dado por Cabrera a la ciudad es un homenaje a su mujer, Doña Luisa Martel de los Ríos, cuya familia provenía de la provincia de Córdoba en la comunidad de Andalucía, España. Nuevos contingentes de familias indígenas de diversos orígenes junto con los esclavos generaron una campaña multiétnica que paulatinamente fue sufriendo un proceso de mestizaje con el aumento vegetativo de la población. Luego comenzó el predominio de la población gaucha en las áreas rurales. En 1776, dado que formaba parte de la Gobernación del Tucumán, pasó a integrar el recién creado Virreinato del Río de la Plata. La ciudad de Córdoba por su ubicación geográfica casi en el centro del Cono Sur fue el nudo de comunicaciones terrestres entre los territorios españoles ubicados al sureste con el Río de la Plata y por lo mismo su salida al océano Atlántico, al oeste con la capitanía General de Chile que era la salida al océano Pacífico y al norte con el Alto Perú por este motivo la región que en el S. XVIII era correspondiente a la actual provincia argentina de Córdoba contaba por entonces con 20.000 habitantes. En 1783 se formó la Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán que incluía a Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja. Siendo su primer gobernador intendente el marqués Rafael de Sobremonte, quien más adelante sería virrey del virreinato del Río de la Plata. El desarrollo de la provincia en estos tiempos se vio favorecido por los franciscanos y los jesuitas, que buscaban evangelizar a los nativos del lugar. Construyeron estancias, templos, edificios, y desarrollaron un sistema cultural, religioso, educativo y político. En 1613 fundaron la primera universidad de Argentina. El Camino de las Estancias Jesuíticas y la Manzana Jesuítica fueron de una importancia tal que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Poco a poco la Intendencia fue perdiendo territorio. A principios del siglo XIX, Córdoba comenzó a vivir los albores de la independencia, convirtiéndose progresivamente en terreno fértil de los esfuerzos que en ese sentido habrían de manifestarse en la Revolución de 1810. Encabezando las consignas autonomistas de las provincias del interior, Córdoba protagonizó un papel preponderante en el intento de conformar el sistema federal, destacándose en este sentido la labor de Juan Bautista Bustos. Este crecimiento se interrumpió durante la guerra de la Independencia y las luchas civiles posteriores. Retomando este crecimiento a mediados del S. XIX, con el incremento demográfico debido a la inmigración extranjera facilitada por la llegada y la ramificación de los ferrocarriles y la colonización cercanas a las vías férreas y de otras tierras destinadas a tal fin. El 31 de enero de 1821 quedó sancionado el “Reglamento Provisorio para el régimen de administración de la Provincia de Córdoba”, antecedente válido de la Constitución de la Provincia, sancionada el 16 de agosto de 1855. En el S. XX, Córdoba albergó, entre los hechos políticos más trascendente, a la conmoción estudiantil de 1918 y su producto, la Reforma Universitaria y el “Cordobazo” del año 1969. En 1927, con la creación de la Fábrica Militar de Aviones, se inicia una nueva etapa -la industrial- consolidándose treinta años después al ritmo de la instalación de grandes complejos automotrices y numerosos establecimientos fabriles.
La Bandera cordobesa está compuesta por tres franjas verticales de igual ancho, una roja, una central blanca y una celeste, en el centro de la franja blanca lleva la imagen del Sol Jesuita, compuesto de treinta y dos rayos -dieciséis rectos y dieciséis flamígeros, dispuestos alternadamente-. El baricentro de la bandera debe coincidir con el centro del sol después de la confección.
Fundamentan el diseño de la bandera: su pertenencia a la Región Centro ya que comparte los colores presentes en las banderas de sus provincias integrantes, de esta forma, el proceso de integración cuenta con un marco institucional en el que están definidos los órganos políticos y los alcances de la regionalización; la banda roja representa la sangre derramada en las luchas emancipadoras, pero también es divisa del federalismo. Representa la energía del pueblo y la lucha contra las formas de opresión a lo largo de la historia local; la banda celeste recuerda la participación de Córdoba en las guerras de la Nación y su contribución a la victoria por la emancipación nacional. También representa los espejos de agua como recursos hídricos de nuestra provincia; La banda blanca toma el color blanco de la bandera nacional y su ubicación central en la bandera propuesta refleja la posición de Córdoba como centro geográfico y estratégico de la Argentina, pero además nos señala la identidad de convivencia de nuestro pueblo que se nutrió de numerosas corrientes inmigratorias, principalmente española e italiana, seguida de comunidades como la armenia, judía, sirio-libanesa, griega y más recientemente boliviana, paraguaya, peruana y coreana, que crecieron apoyándose e integrándose en paz, formando un verdadero crisol social y humano y que mancomunadamente vuelan hacia los vientos de la civilización y el progreso. El blanco significa la pureza de sentimientos, la libertad, la justicia social. La sabiduría, la potencia, la fuerza impulsora de iniciativas, las búsquedas constantes de nuevos esfuerzos, y la paz; el Sol Jesuita es coincidente desde lo gráfico con la silueta del “Sol Inca” o “Sol de Mayo” presente en la bandera nacional, en color amarillo oro en alusión al esplendor y contribución que hicieron los Jesuitas a la provincia, cuyo aporte en lo político, social, cultural y religioso –desde su fundación y por más de cuatro siglos- dejaron su trascendental impronta. Los testimonios de la acción de la Compañía de Jesús, orden fundada por Ignacio de Loyola, ocupan un lugar de privilegio en la provincia de Córdoba. En el lapso comprendido entre 1599, año de la llegada de los Jesuitas a Córdoba, y 1767, cuando se produce la expulsión de la orden por el rey Carlos III de España, la Compañía de Jesús estableció un sistema cultural-social único en la América hispana que marcó el desarrollo de la provincia. El sistema, centrado en la Ciudad de Córdoba, se organizó alrededor de las empresas educativas y espirituales de la Compañía, dando origen al Colegio Máximo en 1610, a la Universidad en 1622, al Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat en 1687 y al Noviciado, que son los puntos destacados de lo que se conoce como "Manzana Jesuítica". Para asegurar el sustento económico de esos emprendimientos, se organizó y consolidó un sistema de estancias, establecimientos rurales productivos situados en el interior de la provincia. El carácter único de estos testimonios patrimoniales ha sido reconocido por la UNESCO, que a fines del año 2000 ha declarado al "Camino de las Estancias Jesuíticas" y a la "Manzana Jesuítica" como "Patrimonio de la Humanidad". El sol representa también el poder de la naturaleza, la fuerza viva del mundo y es símbolo de la perseverancia, tomando en consideración su fiel y perfecto ciclo diario y anual. El color amarillo alude a las riquezas, no sólo intelectuales y espirituales, sino también materiales y naturales que Córdoba tiene.
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