El Municipio de Caá Catí, está ubicado al norte de la provincia, a 132 km de la Ciudad de Corrientes y tiene las siguientes localidades: la cabecera Nuestra Señora del Rosario de Caá Catí, Colonia Romero, Capillita, Tacuaral, Talatí y Cerrito. La zona rural se dedica principalmente a la ganadería, especialmente la cría de vacas y búfalos. El nombre Caá Catí proviene de los indígenas guaraníes que han habitado la zona. En guaraní, "ka'a" significa "hierba" o "planta", mientras que "katĩ" se traduce como "aroma fuerte" o "intenso". Este nombre alude al aroma liberado por las hierbas aromáticas presentes en la región, como la menta, el romero, el orégano y la albahaca, cuando eran pisadas por los cascos de los caballos que transitaban por el lugar. El clima predominante es tropical húmedo, con inviernos suaves a templados y veranos cálidos y húmedos. Las precipitaciones son abundantes y distribuidas a lo largo del año. Por sus bellezas naturales, por sus museos, por su majestuosa laguna Rincón, que ofrece cabañas, quinchos, canchas deportivas, áreas verdes, camping, playas y una laguna de aguas cálidas, por su estructura arquitectónica colonial: casas con aleros o corredores y sus azoteas (estilo arquitectónico italianizante de antaño), por ser cuna de poetas y de músicos, por sus artesanos, por ser sede de la Fiesta Regional del Verano en enero, por la Fiesta de la Amistad Chamamecera en julio, por sus Fiestas Patronales en octubre, por su Fiesta de los Ángeles Somos en noviembre, fue declarada "Patrimonio Cultural de Interés Turístico de la Provincia de Corrientes" por ley provincial en 1989 y en 2020, la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos acordó la declaración como poblado histórico nacional a Caá Catí.
Ante la necesidad que exigía que el municipio cuente con su escudo propio, que se vio acrecentada por las numerosas solicitudes, entre las que se encuentraba la de la Casa de Corrientes en Buenos Aires, referentes al envío de una copia del mismo: se resolvió en sesión del Concejo Deliberante del día 11 de noviembre de 1986 llamar a concurso para la elección del escudo municipal. Con tal motivo se organizó una comisión de Concejales la que se encargaría de coordinar la tarea. Finalmente el llamado a concurso fue declarado desierto, por lo que la comisión pro-escudo, integrada por los señores Julio Cesar Almirón, Lucia Vallejos y Casto Piñeiro, propuso al profesor Enrique Piñeiro el diseño del Escudo. El 24 de febrero de 1988, y ante los miembros del Concejo Deliberante, presidido por Víctor Meza, Enrique Piñeiro exhibe y explica las características del emblema ya concluido. Este es aprobado por unanimidad.
El escudo caacatieño tiene forma de cuadrilongo con el borde inferior hojival y cortado. Trae en el primer cuartel sobre tapiz de azur celeste en palo un árbol de yatai foliado y el tronco de sinople en el cantón diestro del jefe un ave zancuda de plata y gules fileteada de sable, volando con las alas extendidas. En el cantón siniestro un sol pleno circular de oro. Trae en el segundo cuartel una faja vertical de plata de la punta al corazón cargada con una cruz de gules fileteada de sable de la que se inicia un rosario cristiano cuyas cuentas de sable se extienden por los lados del blasón, y está flanqueada por dos campos subdivididos en dos triángulos, los internos de púrpura y los externos de plata que tienen cargadas tres líneas ondeantes de azur celeste cada uno. Sobre el todo una espada recta de plata y empuñadora de gules inclinada desde el cantón diestro de la punta al siniestro del jefe. Tiene un agregado con la forma del blasón desde la partición de los cuarteles y ensanchándose hacia la punta con un lema toponímico de letras capitales romanas de sable.
Se ha simbolizado el tiempo pasado de la historia, de la fe religiosa del pueblo, del esfuerzo sostenido de sus hijos por un futuro mejor, gracias al trabajo, la voluntad y el estudio; en los elementos de la tierra: vegetal y animal. Los colores de ambos campos recuerdan los colores patrios, el superior representa un cielo matutino y la esperanza renovada cada día de un mejor mañana, con la garza blanca propia de esta región, en vuelo ascendente simbolizando el empeño en crecer y el sol representa la fuente permanente de energía dadora de vida y felicidad. El yataí original de esta provincia, árbol sagrado para los aborígenes Tupí-Guaraní, primeros pobladores y dueños de estas tierras, simboliza la permanencia y el reconocimiento permanente que todos crecemos a partir de las raíces. El campo inferior se halla cubierto con un camino que simboliza, junto al rosario, la vertiente de fe y esperanza, puestas de manifiesto en la patrona del lugar: Nuestra Señora del Rosario de Caá Catí. Las cuentas del rosario extendidas sobre todos los bordes del escudo, involucra simbólicamente la protección y el culto permanente en la fe cristiana de la gente. La espada reproduce la que usara el General José María Paz, figura de nuestra história patria que deja una importancia en la localidad con su presencia.
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